La naturaleza es sabia y cada año se adapta de forma distinta a la climatología
Te contamos dos curiosidades que han ocurrido en las dos últimas cosechas que seguramente no habías apreciado
En Aires de Jaén adoramos el campo y la naturaleza. Cada día aprendemos algo nuevo de nuestro olivar, porque, al fin y al cabo, es un ser vivo, y como tal, nunca sigue un patrón fijo. No todo es A – B – C, y en estos últimos años nos lo ha demostrado con dos fenómenos excepcionales que nos han enseñado a respetar, entender y maravillarnos aún más con la naturaleza.
El fenómeno de la Doble Floración:
La temporada pasada vivimos un acontecimiento poco común en el olivar: una doble floración. ¿No sabes qué es eso? Pues bien, el ciclo habitual del olivar nos dice que la floración ocurre en mayo, tras las lluvias primaverales de marzo y abril. Sin embargo, en esa ocasión, el olivar desafió esas leyes preestablecidas.
A mediados de junio y julio, cuando ya no esperábamos más cambios, ocurrió algo poco habitual para las fechas: las temperaturas bajaron (en lugar de aumentar considerablemente para nuestra zona), llegaron nuevas lluvias y el sol de verano hizo el resto. El olivo «creyó» que volvía a ser primavera y floreció por segunda vez. Un suceso extraordinario que nos recordó cómo llega a influir la climatología en el desarrollo del fruto de olivo y lo sorprendente que puede ser la naturaleza cuando rompe las normas.
Un otoño que ha resistido al cambio de estadío, una maduración del fruto más tardía:
Este año, la historia ha sido distinta pero igualmente sorprendente. La conocida recolección para elaborar el AOVE Temprano, se realiza con un fruto aún verde, suele realizarse entre finales de septiembre y principios de noviembre. Pero el otoño de 2024 ha sido más cálido de lo habitual. Las temperaturas se mantuvieron altas, con medios días de alcanzar los 30 grados, hasta bien entrado diciembre, lo que provocó que el fruto tardase más en pasar a su fase de envero transitoria hacia su máxima madurez, cuando el fruto ya es completamente morado.
Lo que en un principio parecía un reto, nos ha terminado ofreciendo un gran beneficio: los olivos conservaron durante algunas semanas más su fruto verde y fresco en su estado óptimo, dando como resultado una producción de Virgen Extra de mayor calidad, con mayor intensidad en aromas y sabores. Además, esta cosecha más abundante ha tenido un impacto positivo en los consumidores, ya que los precios han bajado notablemente con respecto a las dos campañas anteriores. Una muestra más de cómo la naturaleza, con sus caprichos, a veces nos sorprende para bien.
El Olivar, un maestro de la naturaleza:
Estos dos fenómenos que te hemos contado nos han enseñado que el olivar es más que un cultivo: es un maestro de paciencia y respeto digno de admirar. En Aires de Jaén seguimos aprendiendo cada día de él, aceptando que no hay reglas fijas cuando hablamos de naturaleza. Cada campaña es única, cada año trae nuevas sorpresas y cada cosecha nos recuerda por qué amamos tanto nuestro campo.
Porque en el olivar, como en la vida, lo inesperado puede ser también lo más valioso.
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